Un puente entre la identidad, el arte y la tecnología
El arte en la educación ha sido muchas veces relegado a un plano secundario, visto como un espacio de desahogo o mero entretenimiento. Sin embargo, este proyecto nos permitió reafirmar algo que como futuros docentes intuíamos: el arte tiene la capacidad de transformar la manera en que los estudiantes se ven a sí mismos, a su cultura y al mundo.
Al trabajar con los estudiantes de séptimo grado en la Unidad Educativa "Nicolás Sojos", comprendimos que la brecha entre las tradiciones culturales y las nuevas generaciones no es tan grande como parece… si se utilizan los lenguajes adecuados. Las aplicaciones digitales de animación se convirtieron en puentes: herramientas que conectaron el legado cultural ecuatoriano con la creatividad juvenil.
Una muestra clara de este encuentro fue la creación de un stop motion basado en la leyenda de Cantuña, una de las historias más representativas del imaginario quiteño. Lejos de limitarse a reproducir la narración, los estudiantes reinterpretaron la leyenda con su propio estilo, utilizando materiales sencillos como plastilina, cartón y papel reciclado, y dando vida a los personajes a través de técnicas digitales. Esta experiencia les permitió no solo conocer una parte esencial del patrimonio cultural ecuatoriano, sino también apropiarse de ella, resignificarla y compartirla desde su perspectiva.
Más allá del resultado visual que superó nuestras expectativas, lo más valioso fue el proceso: un camino donde la curiosidad se mezcló con la investigación, donde la tecnología dejó de ser solo entretenimiento y se transformó en un medio de expresión, y donde los errores fueron tan valiosos como los aciertos.
Este proyecto nos confirmó que el arte y la tecnología no son opuestos, sino aliados naturales. Las herramientas digitales, lejos de desplazar las tradiciones, pueden revitalizarlas y hacerlas resonar en un lenguaje atractivo para las nuevas generaciones. También nos enseñó la importancia del trabajo colaborativo, la investigación activa y la necesidad de propuestas pedagógicas que partan de los intereses reales de los estudiantes.
Creemos firmemente que este tipo de experiencias dejan huella. Porque más allá del aula, de las rúbricas o las exposiciones, se siembra un vínculo con la cultura, la creatividad y la confianza en el propio potencial. Este proyecto no solo acercó a los estudiantes al arte, sino que los convirtió en narradores, creadores y protagonistas de su propia historia.